domingo, 29 de junio de 2025

Malditos seáis



El objeto de esta crónica inicial no es otro que el de agradecer, de oscuro corazón, el esfuerzo de todos aquellos que contribuyen incansablemente a que la vida en este mundo sea cada vez más insoportable, dolorosa y cruel. Sois legión.

Muchas gracias a vosotros, peones del apocalipsis, por el constante y arduo trabajo, por adaptaros a los tiempos y utilizar cuantas tecnologías existen a vuestro alcance para propagar mi mensaje y mantener viva la llama del odio. Gracias a los que, desde cualquier medio, difunden el insulto, la discriminación y la violencia y a todo aquel que tergiversa libremente la realidad, generando discordia y enfrentándose a la tiranía de la ciencia y la razón.

Dignas son de elogio las magníficas actuaciones de ciertos líderes políticos, económicos y sociales, que se dedican a alimentar todos y cada uno de los pecados capitales, corrompiendo cuerpos, espíritus y sociedades. En cuanto por fin ostente mi trono, a ellos les será otorgado el rango de lacayo mayor para que, como guardianes del mal, se ocupen de mantener el caos y extiendan definitivamente la inmoralidad entre los habitantes de sus desolados territorios. 

Los más excelsos honores quedan reservados para los gobernantes de los países causantes de guerras, especialmente de aquellas que, además de máximas tasas de mortalidad, dejen a su paso hambrunas y enfermedades. Estos tendrán garantizado el más fastuoso de los infiernos en el mundo porvenir. 

Debo, así mismo, mostrar mi gratitud a la cohorte de políticos y servidores públicos que, por acción u omisión, cooperan para que sus sociedades caminen sin remedio hacia el desastre. Sin vosotros mi plan no hubiera podido llevarse a cabo.

No puedo ni quiero olvidarme de mis mal aventurados delincuentes y criminales, los cuales llevan realizando una encomiable labor desde que el mundo es mundo. ¿Qué puedo decir?... No cambiéis nunca.

En fin, no hay suficientes palabras para expresar el profundo orgullo y satisfacción que me causan los objetivos ya conseguidos. Sois los artífices de la transformación de este planeta en el lúgubre páramo que merezco. Por cierto, gran detalle el de seguir elevando a este ritmo la temperatura global, a mi llegada podré sentirme prácticamente como en casa. Seguid así. Juro por mi adversario que mi reino está muy próximo.

Besos negros y malditos seáis, 

D


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